serie NOVA TERRA nº 49

4 Los procesos de interacción entre los facto- res anteriores son complejos y sus resultados implican una diϐícil correlación entre las áreas fuente y las características mineralógicas y composicionales observadas en las rocas se- dimentarias resultantes ( Jonhsson, 1993 ). Sin embargo, varios autores han observado y registrado un evidente paralelismo entre la procedencia, el contexto tectónico en el que se ubican las paleocuencas sedimentarias y la composición química que presentan las se- ries siliciclásticas ( Bhatia y Crook, 1986; Roser y Korsch, 1986; Winchester y Max, 1989; Floyd et al., 1991 ). Este hecho sugiere que los pro- cesos de erosión, transporte y sedimentación ligados a contextos tectónicos particulares se comportan de una manera similar, lo que conϐiere a los sedimentos terrígenos unas ca- racterísticas distintivas que varían de un am- biente tectónico a otro ( Bhatia, 1983; Bhatia y Crook, 1986; McLennan et al., 1990; Jonhsson, 1993; McLennan et al., 1993 ). Estas singulari- dades permiten buscar analogías entre series generadas en un ambiente tectónico conocido y otras cuyo origen es incierto y motivo de in- vestigación. El objetivo ϐinal de esta compara- ción es conocer las condiciones en las que se produjo la sedimentación de las series proble- máticas investigadas. La información geoquímica registrada en los sedimentos terrígenos es particularmente relevante a la hora de investigar el ambien- te tectónico y las fuentes isotópicas ( Bhatia, 1983 y 1985; Heller et al., 1985; Roser and Korsch, 1986; McLennan et al., 1990 y 1995; Maas y McCulloch, 1991 ). Este hecho, bien es- tablecido, hace que estas series tengan una gran importancia para el conocimiento de sis- temas muy antiguos, azoicos o intensamente deformados y/o metamorϐizados ( O’Nions et al., 1983; Miller y O’Nions, 1984; Nelson y De- Paolo, 1988a; Linnemann et al., 2002 y 2004 ). McLennan et al. (1993) señalaron las venta- jas que presenta la aproximación geoquímica para el estudio de las rocas sedimentarias: (i) su aplicabilidad a rocas sedimentarias tanto de grano ϐino como grueso; (ii) su uti- lidad en rocas mineralógicamente alteradas, siempre y cuando esta alteración no afecte de modo signiϐicativo a la composición quí- mica total de la roca, posibilitando la evalua- ción de procesos sedimentarios secundarios; (iii) la elevada precisión en la determinación y estudio de determinados elementos traza e isótopos, que permite la identiϐicación de componentes menores no reconocibles petro- gráϐicamente; (iv) la evaluación del origen y la evolución geoquímica de la roca; y por últi- mo (v) la utilización de datos isotópicos per- mite delimitar la edad de las áreas fuentes y la evolución temporal de los sedimentos. Debido a las posibilidades que plantea la investigación geoquímica de las series silici- clásticas, son muchos los trabajos que se han centrado en el estudio de las abundancias de determinados elementos traza que muestran un comportamiento relativamente inmóvil en los procesos de meteorización y transpor- te, con ausencia de alteración en su transfe- rencia desde el área fuente a las cuencas se- dimentarias, lo que proporciona una valiosa información acerca de la procedencia y el con- texto geodinámico en el que se produjo la se- dimentación ( Bhatia y Crook, 1986; Winches- ter y Max, 1989 ). De un modo análogo, otros trabajos han investigado la información que proporcionan determinados isótopos radio- génicos, capaces de delimitar la procedencia primaria de los depósitos siliciclásticos y por tanto de acceder a las claves de la evolución cortical, como ocurre en el caso particular de los isótopos de Nd ( McCulloch and Wasser- burg, 1978; O’Nions et al., 1983; Taylor et al., 1983; Miller et al., 1986; McLennan et al., 1989; Gleason et al., 1994; McLennan et al., 1995 ). En este caso, es importante tener en cuenta que el fraccionamiento más importante del Sm y el Nd se produce en los procesos de cristaliza-

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